Aunque el sistema inmunológico es muy resistente, hay momentos en los que no es capaz de combatir patógenos a los [...]
El análisis inmunológico: siguiendo las pistas de nuestro sistema inmunitario
¿Te has parado a pensar alguna vez por qué hay personas que no pillan ni un simple resfriado, mientras que otras sufren constantemente algunos problemas de salud como infecciones intestinales o agotamiento? Nuestro sistema inmunitario trabaja al máximo cada día. No obstante, a veces, este no está en plena forma y no nos defiende como debería de los virus y bacterias. Si sospechas que tu sistema inmunitario está débil, puedes, con la ayuda de varias pruebas, analizarlo e identificar posibles causas.
Índice
¿Se puede examinar el sistema inmunitario?
Un elemento clave del sistema inmunitario es, sin duda, el intestino, que lucha con un gran número de patógenos que entran en nuestro cuerpo a través de todo lo que ingerimos. No obstante, no es el único: el bazo, el sistema linfático, el timo y la médula ósea son también pilares de apoyo de este sistema. Es precisamente la buena interacción de todos los componentes lo que es decisivo para una defensa fuerte
Así pues, como vemos, el sistema inmunitario no depende de un solo órgano, sino que se compone de varios de ellos y de diversos sistemas funcionales del cuerpo que se complementan entre sí. Es por esto por lo que, aunque es relativamente fácil examinar el estado de salud de órganos tan esenciales como los riñones, el corazón, los pulmones o el hígado, no es tan sencillo analizar la funcionalidad de nuestro sistema inmunitario. No obstante, por suerte, se pueden realizar pruebas inmunológicas y detectar si tenemos las defensas bajas con una analítica.
¿Qué tipos de inmunidad tenemos?
Antes de entrar en detalle sobre las posibilidades de los análisis inmunológicos, es interesante saber que los seres humanos disponemos de tres tipos diferentes de inmunidad:
Tipos | Descripción |
Inmunidad innata | Es aquella con la que nacemos y que nos protege antes de contar con la inmunidad adquirida. Es un tipo de defensa general y reacciona de manera inmediata. |
Inmunidad adquirida o adaptativa | Es aquella que conseguimos mediante la exposición, a lo largo de la vida, a diferentes bacterias o patógenos, lo que produce un sistema de defensa en nuestro cuerpo. Esto hace que sea específica, atacando aquellos patógenos con los que ya hemos tenido algún contacto previo. |
Inmunidad pasiva | Para revisar el sistema inmunológico, un examen cuantitativo y cualitativo de las Es aquella que conseguimos de manera externa. Esta puede ser: Natural: la que obtenemos, por ejemplo, mediante la leche materna cuando somos bebés. Artificial: cuando recibimos, por ejemplo, anticuerpos de otros sujetos. Este tipo de inmunidad no permanece para siempre, solo disponemos de ella un tiempo limitado. |
¿Cómo saber si mi sistema inmunológico está bien?
Una infección parecida a la gripe no es de ninguna manera una razón para preocuparse. En promedio, cada persona en este país se enferma de una infección dos veces al año. Las bacterias y los virus son particularmente populares durante la temporada de frío. Es entonces cuando los resfriados se producen con mayor frecuencia. Los encuentros regulares con personas enfermas en el trabajo o en el tren también aseguran que estés constantemente en contacto con los patógenos. Incluso el sistema inmunológico más fuerte alcanza sus límites en algún momento. Sin embargo, hay síntomas que indican que tu sistema inmunológico está debilitado. Si tienes alguno de los siguientes síntomas, debes buscar consejo médico y hacerte examinar el sistema inmunológico:
Hemograma
Un hemograma o recuento sanguíneo indica cuántas plaquetas y glóbulos rojos y blancos hay en la sangre. Mientras que las plaquetas (trombocitos) son responsables de la coagulación de la sangre y los glóbulos rojos (eritrocitos) participan en el transporte de oxígeno, los glóbulos blancos (leucocitos) son los responsables de defendernos de patógenos externos, siendo un elemento fundamental en la respuesta inmunitaria del cuerpo ante una amenaza.
Una persona sana tiene entre 4000 y 8000 leucocitos en un microlitro de sangre. Si el valor es mayor e incluso supera los 10 000, estamos frente a un caso de leucocitosis. Este aumento de los glóbulos blancos puede venir dado por el hecho de que el cuerpo está combatiendo algún tipo de infección y, por tanto, está necesitando más leucocitos. Por contra, otras enfermedades graves pueden reducir en gran medida el número de leucocitos. Un recuento de leucocitos inferior a 2000 se denomina leucopenia.
Citometría de flujo
Si se necesita analizar el sistema inmunológico de manera detallada, es aconsejable obtener más información sobre los leucocitos. En este sentido, con la ayuda de un procedimiento de laboratorio llamado citometría de flujo, se puede determinar el porcentaje de subgrupos individuales de leucocitos que tenemos en el cuerpo, como los linfocitos T, las células B o las células NK en la sangre. La presencia de estas en mayor o menor proporción nos puede dar información muy importante sobre el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico e incluso indicar diferentes cuadros clínicos.
Inmunoglobulinas
También puede ser útil un examen cuantitativo y cualitativo de las inmunoglobulinas para una evaluación detallada de nuestro sistema inmunitario. Las inmunoglobulinas son anticuerpos producidos por el sistema inmunológico humoral. El cuerpo crea diversos tipos de inmunoglobulinas y cada clase realiza diferentes tareas. Dependiendo de si tenemos un exceso o una falta de una clase concreta de inmunoglobulina, nos puede indicar la presencia de una enfermedad específica.
¿Cuándo se deben hacer pruebas del sistema inmunológico?
Pasar una gripe o algún resfriado no es, de ninguna manera, un motivo de preocupación. En los meses fríos es bastante habitual una mayor actividad de bacterias y virus respiratorios. Y, en general, estamos bastante expuestos a patógenos durante nuestras actividades diarias, como cuando vamos en transporte público o en la oficina. Así que es normal ser víctima de algunos de ellos, ya que incluso el sistema inmunológico más fuerte alcanza sus límites en algún momento.
No obstante, no está de más prestar atención a algunos síntomas que pueden indicar que tienes un sistema inmunitario débil. Si tienes alguno de ellos, puedes buscar consejo médico y hacerte algunos tests:
- Alta susceptibilidad a las infecciones (resfriados, infecciones gastrointestinales, etc.)
- Fatiga y agotamiento permanentes
- Irritaciones de la piel y/o enfermedades herpéticas
- Desórdenes de concentración
- Cicatrización lenta de heridas
- Pérdida abundante de cabello
- Fuentes:
- ¿Qué es el sistema inmunitario y para qué sirve? SEI – Sociedad Española de Inmunología
- Morrison, D. J., & Preston, T. (2016). Formation of short chain fatty acids by the gut microbiota and their impact on human metabolism. Gut microbes, 7(3), 189–200. https://doi.org/10.1080/19490976.2015.1134082
- Canani, R. B., Costanzo, M. D., Leone, L., Pedata, M., Meli, R., & Calignano, A. (2011). Potential beneficial effects of butyrate in intestinal and extraintestinal diseases. World journal of gastroenterology, 17(12), 1519–1528. https://doi.org/10.3748/wjg.v17.i12.1519
- Janeway CA, Travers P, Walport M, Shlomchik M. (2005) Immunology. New York. Garland Science
- Nicholson L. B. (2016). The immune system. Essays in biochemistry, 60(3), 275–301. https://doi.org/10.1042/EBC20160017
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- Wu, D., Lewis, E. D., Pae, M., & Meydani, S. N. (2019). Nutritional Modulation of Immune Function: Analysis of Evidence, Mechanisms, and Clinical Relevance. Frontiers in immunology, 9, 3160. https://doi.org/10.3389/fimmu.2018.03160