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¿Qué es el sistema inmunitario?

El sistema inmunitario es el sistema de defensa de nuestro cuerpo; una especie de guardián que nos protege frente a las infecciones de agentes invasores potencialmente dañinos conocidos como patógenos. Pero, ¿cómo funciona exactamente? ¿cuáles son sus funciones? ¿cómo están conectados el sistema inmunitario y el intestino? Aquí te explicaremos, de forma sencilla, cómo trabaja día a día tu sistema inmunitario.

El sistema inmunológico: definición

Por un lado, el sistema inmunitario cumple una función de barrera, protegiendo al organismo de la penetración de sustancias y organismos extraños. Y por otro, interviene en caso de que los agentes patógenos entren en el organismo, encargándose de combatir las bacterias, los virus, los hongos, los gérmenes y los parásitos para prevenir una infección.

Los componentes del sistema inmunitario son diversos. Entre otros, pertenecen a él órganos como la piel, el bazo y el intestino. Junto con otros sistemas corporales como, por ejemplo, el sistema linfático y la médula ósea, protegen al organismo de las enfermedades.

¿Cuáles son las tareas del sistema inmunitario?

Las tareas más importantes del sistema inmunológico son:

  1. Detectar agentes patógenos y hacerlos inofensivos.
  2. Neutralizar las sustancias nocivas que entran en el cuerpo desde el exterior.
  3. Reconocer los cambios no deseados en el organismo (por ejemplo, las células cancerosas) y actuar contra ellos.

El sistema inmunitario es el mecanismo de defensa más importante del organismo. Sin él, estaríamos indefensos ante nuestro entorno y no podríamos reaccionar adecuadamente a los cambios patológicos de nuestro cuerpo. En resumen: sin un sistema de defensa inmunológico que funcione, moriríamos.

Función del sistema inmunitario: explicación sencilla

Para que nuestro organismo presente una respuesta inmunitaria a patógenos como bacterias, virus u hongos, diversos sistemas y órganos del cuerpo tienen que trabajar juntos. Cada uno de ellos tiene una función específica dentro del sistema inmunitario:

  • La piel y las mucosas constituyen la primera barrera contra los agentes patógenos y protegen al organismo lo mejor posible contra su invasión.
  • En las amígdalas palatinas y faríngeas, las bacterias que han llegado a la cavidad oral entran en contacto por primera vez con las células inmunitarias.
  • El timo (una glándula situada encima del corazón) interviene de forma significativa en el desarrollo de las células de defensa. Garantiza, por ejemplo, que los linfocitos o glóbulos blancos puedan distinguir entre las células propias del organismo y las extrañas.
  • El sistema linfático permite la eliminación de patógenos.
  • El bazo es responsable de la descomposición de los glóbulos rojos viejos y almacena las células carroñeras del sistema de defensa inespecífico, del que hablaremos más adelante. Además, el bazo contribuye a la multiplicación de los linfocitos que luego maduran en el timo.
  • La médula ósea también es importante para el funcionamiento del sistema inmunitario. En ella se forman los glóbulos rojos y blancos, así como las plaquetas (trombocitos) que son decisivas para la hemostasia y la coagulación. A partir de ahí, las células correspondientes llegan a otros órganos responsables de la reproducción y la maduración, creándose un sistema inmunitario fuerte.

El intestino y la flora intestinal son, así mismo, componentes fundamentales del sistema inmunitario. Alrededor de dos tercios de las células inmunitarias formadoras de anticuerpos se encuentran allí y permiten una defensa eficaz contra los invasores externos. Las células de defensa del intestino identifican y destruyen los agentes patógenos, almacenando, además, información para poder reaccionar en el futuro más rápidamente frente a ellos. Así mismo, las bacterias de la flora intestinal ayudan a evitar que los agentes patógenos se instalen tan fácilmente, por lo que un intestino sano es necesario para que el sistema de defensa funcione.

Todos estos componentes del sistema inmunitario trabajan conjuntamente para proteger al organismo. El sistema inmunitario lucha contra los patógenos de dos maneras diferentes que se complementan y proporcionan una protección integral: con la defensa inmunitaria innata (inespecífica) y con la adquirida (específica).

1.     La respuesta inmunitaria inespecífica o innata

El sistema inmunitario inespecífico está activo desde el nacimiento y es capaz de hacer inofensivos diversos agentes patógenos del organismo. Utiliza barreras físicas como, por ejemplo, la piel y químicas como el ácido clorhídrico del jugo gástrico. También se incluyen mecanismos celulares y no celulares (humorales).

Los mecanismos celulares de la defensa inmunitaria innata incluyen los llamados fagocitos, que captan los cuerpos extraños y los parásitos, los desmenuzan en su interior y los destruyen. La defensa humoral (del latín “humor” para “fluido”) utiliza, en cambio, las propias sustancias disueltas del organismo como, por ejemplo, las enzimas, que se encuentran en los fluidos corporales y tienen un efecto antibacteriano. Además, el llamado sistema del complemento forma parte de este tipo de defensa. Se trata de un sistema enzimático del hígado que puede disolver las células extrañas invasoras.

La defensa inmunitaria inespecífica es innata. No es específica de un patógeno y defiende al organismo contra un gran número de patógenos completamente diferentes. A diferencia de la defensa inmunitaria específica, no forma una memoria inmunológica. Por otro lado, actúa con extrema rapidez y comienza segundos o minutos después del primer contacto con un patógeno. En los casos en los que la defensa inmunitaria innata no es suficiente contamos con la defensa inmunitaria específica.

2.     La respuesta inmunitaria específica o adquirida

Esta segunda línea de defensa solo se encuentra en los vertebrados y es una respuesta específica para el patógeno que se presenta. Puede tardar entre cuatro y siete días en ponerse en marcha, pero el efecto es duradero, específico y se mantiene a largo plazo. El desarrollo del sistema inmunitario específico es, por lo tanto, un proceso de aprendizaje permanente, por medio del cual se establece la “memoria inmunológica”. Gracias a ella cada patógeno será recordado por un antígeno determinado.

Pero, ¿de dónde saca el sistema inmunológico específico esta capacidad para recordar patógenos? Gracias a las llamadas células de memoria. Cuando nuestro organismo entra en contacto con un patógeno, no solo formaanticuerpos que coinciden exactamente con él, sino que también almacena dicha información. En consecuencia, si vuelve a entrar en contacto con ese patógeno, se recupera la información de la “base de datos” del sistema de defensa específico del cuerpo.

Así te ayuda la defensa inmunitaria específica a combatir las enfermedades

La primera vez que se tiene contacto con un agente patógeno desconocido, los síntomas de la enfermedad suelen ser pronunciados. Nuestro cuerpo necesita unos días para poner en marcha la correspondiente reacción de defensa. En el caso de las infecciones que se repiten, la reacción es diferente: o bien los síntomas no se presentan en absoluto o son mucho más débiles que la primera vez. Esto explica por qué hay ciertas enfermedades que se contraen solo una vez en la vida como, por ejemplo, el sarampión. Una vez que se han superado, se desarrolla inmunidad contra ellas.

El papel de los linfocitos en el sistema inmune específico

Los linfocitos son fundamentales en el sistema inmune. Son células especializadas cuya función principal consisteen reconocer qué moléculas son extrañas al organismo y generar anticuerpos específicos para neutralizarlas. Se clasifican en dos tipos, ya que actúan de manera diferente, pero ambos trabajan en estrecha colaboración:

Los linfocitos T
  • Son un tipo de glóbulo blanco y son responsables de la defensa inmunológica celular.
  • Se forman en la médula ósea a partir de células madre, al igual que los linfocitos B, pero con la diferencia de que migran al timo para madurar.
  • En el timo aprenden a distinguir entre las células propias del cuerpo y las células extrañas. Son capaces de reconocer los antígenos y colaborar en la activación y dirección de otras células del sistema inmunitario para combatir la amenaza.
Los linfocitos B
  • Son los responsables de la inmunidad humoral. Es decir, están diseñados para producir anticuerpos capaces de identificar agentes extraños y destruirlos.
  • Se mezclan en la sangre como proteínas solubles y se dirigen a un solo patógeno.

¿Cómo se pone en marcha exactamente la defensa inmunitaria?

El sistema inmunitario puede activarse por medio de muchas sustancias y materiales extraños llamados antígenos (como las proteínas de la superficie de las bacterias, los hongos y los virus). Cuando estos antígenos se acoplan a los receptores especiales de las células de defensa, los procesos celulares descritos anteriormente se ponen en marcha y el sistema inmunitario comienza a funcionar.

Las células del cuerpo también tienen estas proteínas de superficie. Sin embargo, el sistema inmunitario no suele actuar contra ellos. Si clasifica erróneamente células del propio cuerpo como extrañas, se provaca una reacción autoinmune. En este caso, el sistema de defensa actúa contra las propias células sanas del organismo. Las enfermedades autoinmunes típicas son la diabetes de tipo 1, la esclerosis múltiple, la psoriasis y el reumatismo.

¿Cómo están conectados el intestino y el sistema inmunitario?

El 80% de las células inmunológicas se encuentran en el intestino. Así pues, el intestino y sus cepas bacterianas desempeñan un papel esencial en la defensa inmunitaria e influyen directamente en la salud y el bienestar general. La flora y la mucosa intestinal y el sistema inmunitario asociado al intestino conforman la barrera intestinal que constituye una protección eficaz contra los agentes patógenos invasores.

Dr. Tewodros Debebe
Head of Science & Co-Founder von BIOMES

Seguramente hayas escuchado la frase: “El sistema inmunitario está en el intestino”. A pesar de no ser del todo correcta, el intestino y el sistema inmunológico están conectados de varias maneras.

El intestino delgado tiene como objetivo principal absorber los nutrientes y es la parte más extensa del sistema digestivo con una longitud de cuatro a cinco metros. Algunas células de la mucosa del intestino delgado también participan en la defensa contra los agentes patógenos y apoyan la función del sistema inmunitario.

Por su parte, el intestino grueso desempeña un papel aún mayor en la defensa inmunitaria; alberga la flora intestinal con sus numerosas y eficaces cepas bacterianas. Su mucosa también contiene numerosos folículos linfáticos que pueden reconocer y eliminar virus y bacterias.

La importancia de la flora intestinal para el sistema inmunitario

La flora intestinal alberga innumerables bacterias, muchas de las cuales son extremadamente importantes para el funcionamiento del sistema inmunitario; producen enzimas vitales, favorecen la absorción de nutrientes y neutralizan tanto las sustancias nocivas como los gérmenes que entran en el organismo con los alimentos. Así mismo, estimulan la formación de las propias sustancias de defensa del organismo.

Además, algunas bacterias intestinales producen sustancias antibacterianas que inhiben el crecimiento de bacterias extrañas. Los lactobacilos y las bifidobacterias son especialmente eficaces en este sentido: refuerzan la mucosa intestinal y producen ácido láctico. El ambiente ácido resultante es beneficioso para los intestinos, pero es un ambiente hostil para las bacterias dañinas. Las bacterias lácticas también pueden activar un receptor de las células humanas y, por tanto, influir directamente en la función del sistema inmunitario.

Cómo ayudar a las bacterias intestinales y al sistema inmunitario

Una dieta equilibrada y rica en fibra que favorezca la salud intestinal ayuda al organismo a mantener sus funciones vitales. La fibra no se absorbe en el intestino delgado, sino que se transporta hasta el intestino grueso, donde sirve como fuente de energía para las bacterias intestinales beneficiosas. Cuanto más diversa sea la colonización bacteriana en tu intestino, más eficazmente podrá la flora intestinal cumplir sus funciones para proteger tu salud.

Una dieta variada y rica en productos integrales, frutas, verduras, frutos secos y legumbres, favorece también la diversidad de especies en el intestino. De esta manera, puedes proteger la salud de tus intestinos y fortaleciendo, a largo plazo, tu sistema inmunológico.

Deficiencias y enfermedades del sistema inmunitario

El sistema inmunitario es una red muy compleja. Además de la barrera intestinal y su interacción con las células y la flora intestinal, también intervienen el sistema hormonal, la médula ósea, el sistema nervioso, los ganglios linfáticos y muchos otros órganos inmunitarios, células y moléculas. En consecuencia, el sistema inmunitario puede reaccionar de forma sensible al estrés, a una dieta desequilibrada o a las fluctuaciones hormonales.

A veces, la debilidad del sistema inmunitario se debe a inmunodeficiencias congénitas, enfermedades como la diabetes o la infección por VIH, medicamentos (como los antibióticos) o alergias. En estos casos, necesitarás apoyo y atención médica para encontrar la terapia adecuada para tu sistema inmunitario. En muchos casos, sin embargo, hay cosas que puedes hacer para fortalecer tu sistema inmunológico:

  1. tratar de reducir el estrés gracias al yoga, el pilates o la meditación,
  2. realizar actividades al aire libre y tomando vitamina D,
  3. seguir una dieta equilibrada
  4. hacer ejercicio (la OMS recomienda a los mayores de 18 años practicar al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada o 75 minutos de alta intensidad a la semana).
  5. ir a la sauna regularmente,
  6. dormir al menos siete horas al día,

Como ya sabes, una flora intestinal fuerte también es importante, ya que es una parte crucial del sistema inmunológico. Si se debilita el sistema inmunitario del cuerpo, éste ya no responderá de forma óptima contra los patógenos. Con el autotest INTEST.pro de BIOMES, podrás saber si tu flora intestinal está equilibrada o si necesita un poco de “ayuda” para cumplir óptimamente sus funciones y contribuir a la defensa inmunitaria.

Funcionamiento: basta con tomar una muestra de heces con el kit de análisis en casa, enviarla a BIOMES y dejar que nuestro equipo la analice. A continuación, recibirás los resultados del análisis, que podrás consultar online de forma segura. A partir de ahí, el equipo de profesionales de BIOMES te darán recomendaciones personales para mejorar tu flora intestinal.

Con la evaluación de tu INTEST.pro, recibirás información sobre tu flora intestinal y aprenderás cómo mejorar tu calidad de vida.

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